sábado, abril 16, 2005

El Nuevo Papa: ¿Enfrentará una crisis semejante al diluvio?

Juan Jorge Faundes. (Publicado en El Espectador. Bogotá, Colombia)



Los ojos de la Iglesia Católica y de la humanidad se alzan expectantes hacia el horizonte a la espera de la elección del nuevo pontífice, cuyo nombre y figura esperan ocultos tras el horizonte y un enigmático lema atribuido a San Malaquías: “De Gloria Olivae” (De la Gloria del Olivo).

Imposible no recordar aquella escena de Noé, terminado el diluvio universal, cuando suelta una paloma para que le traiga noticias sobre si ya se había secado la tierra, y en su segundo regreso “vuelve trayendo en su pico una rama de olivo”. La tercera vez la paloma ya no volvió. Era el comienzo de una nueva era para la especie humana (la posdiluviana) y de un nuevo pacto entre el pueblo de Israel y Dios. La Antigua Alianza. El fin de un tiempo de gran tribulación.

Otro momento simbólico clave es la agonía de Jesús en el Monte de los Olivos, que antecede a la traición, la captura y la muerte: a su vía crucis y posterior resurrección. También el comienzo de una nueva era; tanto, que parte la historia en dos: antes y después de Cristo. Y representa la Nueva Alianza. En la que el sujeto central ya no es el pueblo de Israel, sino la Iglesia y el rol histórico que ha desempeñado.

En ambos casos el olivo está simbólicamente ligado a una fase terminal de un gran ciclo histórico y al comienzo de otro. Muerte y nacimiento de dos grandes eras.

¿Qué significa hoy “de la gloria del olivo”? En la línea de reflexión anterior puede estar indicando una crisis para la historia de la especie humana en general y para la historia de la Iglesia Católica (y la civilización judeo-cristiana occidental) en particular, semejante a la del diluvio universal y a la muerte y resurrección de Cristo. Y aludiendo a un Papa que debe liderar la Iglesia Católica en este momento crucial-terminal-inicial, lo que pueda implicar que sufra las consecuencias de esta crisis.

De allí que la profecía atribuida a San Malaquías se refiera a la proximidad de una suerte de “fin del mundo”, y que coincida también con el tercer secreto de Fátima, en el que un Papa es asesinado en medio de un escenario catastrófico.

Para “Pedro Romano” (que algunos intérpretes de San Malaquías identifican con “De la Gloria del Olivo”) dice San Malaquías: “En la última persecución de la Santa Iglesia Romana se sentará Pedro Romano, que apacentará las ovejas entre muchas tribulaciones; pasadas estas cosas, la Ciudad de las Siete Colinas será destruida y el Juez Terrible juzgará al pueblo”. Y el tercer secreto de Fátima, en traducción oficial del Vaticano: “El Santo Padre... llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de armas de fuego y flechas...”.

Previamente, en el relato de sor Lucía, el Papa atraviesa una gran ciudad en medio de ruinas y cadáveres. Esta imagen coincide con la destrucción de Roma (la Ciudad de las Siete Colinas) predicha por San Malaquías. Pío X, en 1909, tuvo una visión similar durante una audiencia y se desmayó. Dijo después que llegaría un día en el que el Papa abandonaría Roma y sería transportado por encima de los cadáveres de sus cardenales.

Carta astral reveladora

Una carta astral levantada para el día, lugar y hora de la muerte de Juan Pablo II, que puede interpretarse como un hito en la vida de la Iglesia (muere una fase de la historia eclesial y nace otra), es coherente con el marco simbólico descrito. Una gran cruz (oposición Sol-Júpiter en la vertical y oposición Luna-Saturno en la horizontal) y una cuadratura múltiple (Sol-Saturno, Sol-Luna, Luna-Júpiter y Júpiter-Saturno) indican un escenario de crisis (oposiciones: transformación, cambio de curso histórico) y de graves tensiones (cuadraturas).

De la Gloria del Olivo será pues el Papa-Noé, el Papa-Cristo, el de una crisis terminal e inicial en la historia de la Iglesia Católica y de la civilización judeo-cristiana occidental. Esta crisis se da en el marco del ciclo iniciado en 1992 con la conjunción Neptuno-Urano, de muy lenta resolución, que marcó la radical transformación de nuestra sociedad moderna (lo que anunció en 1981 el astrólogo francés André Barbault, experto en astrología política, incluyendo en su anuncio la caída de la URSS), transformación todavía en desarrollo.


No hay comentarios.: